martes, 30 de julio de 2013

Joseantonianos en UPyD, en C’s y debajo de la cama


El actor Carlos Bardem se abona a las tesis de quienes señalan que el partido UPyD tiene una clara inspiración joseantoniana. Lo hace desde las redes sociales utilizando como peculiar argumento la reivindicación de este partido de no ser ‘ni de derechas ni de izquierdas’ como efectivamente acostumbraba a sostener el fundador de Falange Española y los falangistas que le han sucedido.


(Carlos Bardem)

El ‘argumento’ no deja de tener la profundidad de un cubo de agua ni debería pasar de la anécdota como tampoco pasará de ella el Sr. Bardem –Don Carlos- en la Cinematrografía española si no fuera porque repite el ‘análisis’ de quienes han señalado lo mismo respecto del partido político ‘Ciudadanos’ –C’s-. Curiosamente, militantes independentistas catalanes intentaron boicotear con la descalificación de ‘joseantonianos’ a los seguidores de C’s en una campaña en la que la única beneficiada fue la Fundación José Antonio que vio cómo sus seguidores en la red social ‘twitter- rebasaban los tres mil (*).


(Albert Rivera en un cartel electoral de C's)

Resulta curiosa la aritmética que aplican estos pensadores pues si los joseantonianos estuviéramos en UPyD, en C’s, en el PP, en el PSOE o en la propia IU, seríamos legión. Reparen en el propio diputado comunista Alberto Garzón se hacía eco en la misma red del perfil de alguna de las facciones de Falange que existen. Ni que decir del mismo Julio Anguita que también fue repetidamente distinguido con el calificativo de ‘joseantoniano’ en sus años de califato rojo.


(Alberto Garzón)

Lo único serio de todo esto quizá sea la grave preocupación de los grandes partidos por evitar que se cuelen en el ‘negocio’ de la política profesional opciones políticas ideológicamente transversales –ni de derechas ni de izquierdas-. Para ello no dudan en tachar de joseantonianos a los que no comulgan con las mismas ruedas de molino. Por cierto que de ‘joseantonianos’ con ajados carnés del Movimiento estuvieron prietas las filas de PP y de PSOE.

Hace una década dos periodistas cuyo nombre no viene al caso, tuvieron sendas apreciaciones interesantes sobre la cantidad de joseantonianos por el mundo. Ambas las formularon en las recordadas universidades de verano que la Fundación José Antonio convocaba en Segovia. El primero –de militancia comunista e invitado a los cursos- dijo a quien lo invitó, “no sois tantos pero desde luego, no sois tontos”. El otro llegó a escribir ante cierta alarma de sectores que veían a falangistas en todas partes aquel editorial de “Pepe, hay un falangista debajo de la cama”. 

jueves, 25 de julio de 2013

PÉSAME A LAS FAMILIAS DE LAS VÍCTIMAS DEL ACCIDIENTE DE TREN EN GALICIA

La Fundación José Antonio Primo de Rivera se une al dolor de las familias de las víctimas del fatal accidente ferroviario de Galicia y a la oración de cuantos rezan por el descanso eterno de sus almas.

D.E.P.


domingo, 14 de julio de 2013

Generalizaciones odiosas (Manuel Parra en diarioya.es)


(Manuel Parra)

Tengo para mí, y me imagino que para cualquier hijo de vecino, que uno de los placeres  de las vacaciones consiste, junto a la posibilidad de conocer lugares, en comunicarse con las personas. Dicho de otro modo: conocer, no solo el paisaje, sino el paisanaje. Antes de que el crítico lector me acuse de obviedad, me apresuro a aclarar que me refiero a establecer una verdadera comunicación humana –sin soporte tecnológico alguno- con el jubilado con quien hemos coincidido en el café semi desierto, con el excursionista con quien compartimos itinerario, con el compañero de asiento de un coche de línea, con el labriego a cuya cerca nos arrimamos en un breve descanso de la andadura… Es decir, con personas a quien nunca habíamos visto  y a quienes es difícil que volvamos a ver.
 La cruz de esta forma de sociabilidad veraniega estriba en que, una vez roto el hielo con los cuatro tópicos de costumbre, el desconocido contertulio de ocasión te pregunta por tu origen y procedencia, y, a renglón seguido, suele espetarte: “¿Qué está pasando en Cataluña?” o, de forma más bronca, “¿Qué quieren ustedes los catalanes?”. El diálogo toma entonces para mí un tono repetitivo: en primer lugar, distinguir Cataluña de sus políticos, propagandistas y vendedores de humo habituales, y, en segundo lugar, afirmar con rotundidad que hay catalanes y catalanes, es decir, que hay quienes compran humo y serían capaces de adquirir duros a cuatro pesetas y quienes no solo no tragamos, sino que nos situamos en abierta beligerancia con esa imagen que nos venden los medios de difusión de más allá y más acá del Ebro.


 Los catalanes normales –suelo decir- viven y sienten, más o menos, como los habitantes  de Almendralejo, Villanueva de Gállego o Jaén, por ejemplo: van a su trabajo (si lo tienen), se preocupan por su familia, ríen, se enfadan, aman o van al gimnasio, si tienen unos kilos de más; a veces, no puedo menos que repetir aquella admirable cita de José Antonio Primo de Rivera: “Cataluña es un pueblo esencialmente sentimental, un pueblo que no entienden ni poco ni mucho los que le atribuyen codicias y miras prácticas en todas sus actitudes…”; por otra parte, añado, en nuestras calles y plazas aún no nos damos de bofetadas, como si se tratara de un territorio comanche, y ello a pesar del interés que ponen los políticos separatistas en ello; para que quede todavía más claro, añado que hay que tener la precaución de distinguir entre la gente de la calle y sus supuestos representantes y mentores, más o menos como en el resto de España.
 Esta absurda y odiosa generalización es común a separatistas y separadores. Ocasiona un proceso de retroalimentación, de apoyo mutuo, diríamos, que contribuye al nefasto particularismo que se ha adueñado del pueblo español. Ya forma parte del imaginario de tópicos sobre todas y cada una de las tierras de España, es fermento de animadversiones y odios y convierte en tabula rasa los preceptos de unidad y solidaridad. Equivale a la estupidez de afirmar que los andaluces no dan ni golpe o que los vascos se pasan el día tomando chiquitos  y cantando a voz en cuello aquello de desde Santurce a Bilbao
 Por otra parte, estamos ante una de las estrategias más caras al señor Mas y compañía: primero, identificar Cataluña con ellos; segundo, impregnar de victimismo cualquier relación con el resto de los españoles. “¿Veis como no nos quieren?” es una de las frases que suman puntos a diario a las listas de quienes estarían dispuestos a celebrar referéndums sobre supuestos derechos a decidir y a iniciar aventuras secesionistas dignas de la imaginación del Huxley de “Un mundo feliz”.



 Por el contrario, yo me atrevería a pedir al resto de españoles, además de no caer en la trampa de las generalizaciones, que tomaran conciencia real del grave momento por el que está pasando la convivencia española, debido en gran parte a la derivación del sistema autonómico. Porque el problema de Cataluña es, en realidad, el problema de todos, el problema de Castilla, de Galicia, de Navarra, de Canarias, de Ceuta… Es el constante problema de España, que parece condenada por la historia a ser un “perpetuo borrador” de sí misma, sin encontrar el modo de vertebrar su convivencia histórica para poder hacer frente a las dificultades coyunturales con que se enfrentan otras naciones europeas quizás más serias que nosotros.
 Ya lo saben mis futuros contertulios de este verano: se encontrarán con un simpático catalán, que no se considera extraño en lugar alguno de España (y espero que de Europa) a donde le lleven sus correrías vacacionales; y, además, que no desaprovechará ocasión para acometer una pedagogía de lo español, más o menos la misma que practica el resto del año en su querida tierra natal de Cataluña.

El gran debate: Hacia una nueva Falange ¿descamisada? (Juan Manuel Cepeda)

No por la novedad del tema que aborda pero sí por el interés que está despertando en las RRSS, reproducimos este artículo de Juan Manuel Cepeda publicado originalmente en su perfil de Facebook, luego por el portal hispaniainfo.es y difundido por la cuenta de twitter de la Fundación José Antonio, entre otros medios.

Aportamos aquí nuestra reflexión e invitamos a nuestros lectores a que aporten sus comentarios en el portal que ha acogido este artículo.

El debate sobre el uso de los símbolos históricos y la "fidelidad" ideológica no es ni desconocido para la mayoría de las corrientes ideológicas con tradición. La diferencia probablemente esté en que unas lo han conseguido resolver y otras no.

Vaya nuestro respeto a quienes sin recurrir al insulto y de manera constructiva, aportan sus opiniones. Especialmente a aquellos que lo hacen en nombre propio y a quienes, con desprendimiento y riesgo personal, encabezan las diferentes familias azules.



Texto del artículo:

En primer lugar creo obligado aclarar, en contra del criterio de otros camaradas, que la Falange no es una forma de pensamiento ni una ideología, la Falange fue el instrumento (partido político) creado por José Antonio y otros fundadores, como herramienta articuladora de la ideología NACIONAL SINDICALISTA. Por eso en mi anterior articulo afirmaba que con la muerte de José Antonio murió la Falange, únicamente como instrumento político, pero en ningún caso murió la idea.
 
El debate estratégico, que podemos denominar “de los símbolos“, ya se inició durante el franquismo, cuando camaradas como Narciso Perales, Luis González Vicent, Ceferino Maestú y otros, entendieron que para la subsistencia del ideario nacional sindicalista había que desechar toda la simbología (nombre, uniforme, banderas, himnos, etc) y procedieron a fundar grupos de ideología azul, desprovistos de todo símbolo (FNAL, FSR).
 
Del núcleo primitivo de aquellos grupos de “falangistas sin Falange”, nació en la transición la Fe de las Jons (Auténtica), que como vemos, volvió a recuperar el nombre y la practica totalidad de la simbología de la Falange de José Antonio, siendo el partido azul que mas simpatía y aceptación electoral logró conseguir, en gran parte por su no aceptación del régimen franquista entonces ya fenecido.
 
En la actualidad se plantea el mismo debate estratégico sobre la conveniencia o no de utilizar la simbología primitiva en un nuevo proyecto político, y como no podía ser de otra forma, siguen existiendo dos claras posturas, una que reivindica la aceptación y utilización plena de toda la simbología y parafernalia de los años 30 del pasado siglo, y otra alternativa que cree mas conveniente que en el siglo XXI se deseche totalmente dicha simbología.

Leer artículo completo en

http://www.hispaniainfo.es/web/2013/07/10/el-gran-debate-hacia-una-nueva-falange-descamisada/

viernes, 12 de julio de 2013

JOSÉ ANTONIO EN EL 'BURGER KING'

Publicamos esta curiosa fotografía que nos mandan nuestros amigos desde el Twitter (@fundjoseantonio) y el perfil de Facebook de la Fundación José Antonio.

Muchas gracias.